El trabajo con niños y niñas se realiza "codo a codo" con su familia, ya que las figuras de apego seguro son las que ellos necesitan para crecer sanamente y aprendiendo a regular sus emociones.

La adolescencia es una etapa rica porque adquirimos nuevas capacidades: experimentar y probar cosas nuevas, el peso de los pares, la implicación social, nuestra propia manera de ver el mundo, diferenciándonos de nuestros padres.

Afortunadamente cada vez somos más las personas que le damos valor y un espacio al cuidado de la salud mental.

Los humanos somos seres socializados que nacemos en un grupo social, y bajo la necesidad de ser cuidados para poder garantizar nuestra supervivencia.

El concepto de pareja ha ido cambiando y evolucionando profundamente a nivel social en los últimos años.

Los espacios grupales ayudan a las personas a darse cuenta que sus problemas son compartidos y con otros podemos encontrar soluciones y sentirnos entendidos y arropados.